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Una cría de tiburón aparece en las playas australianas y es colocada en una piscina salada

"Fluffy", un tiburón varado en una playa de Sydney, fue colocado en una piscina salada para observarlo y corroborar que se encontrará sano antes de devolverlo a su hábitat natural.

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Una cría de tiburón aparece en las playas australianas y es colocada en una piscina salada

"Fluffy", un tiburón varado en una playa de Sydney, fue colocado en una piscina salada para observarlo y corroborar que se encontrará sano antes de devolverlo a su hábitat natural.

 

María L. Cid

21/11/2018

Las playas australianas no son ajenas en absoluto a la presencia de tiburones. Son riesgos aceptados que, además, intentan mantenerse bajo control con barreras de protección y otros sistemas que intentan combinar el pleno disfrute de la playa con la mínima prevención necesaria.

Ninguna sorpresa supuso, por lo tanto, la presencia de uno en la popular playa Manly de Sydney. Estaba varado y era una cría. Pero tiburón de casi dos metros, al fin y al cabo. Aún así, la respuesta de los humanos circundantes fue la correcta, sin importar cómo hubiera llegado allí ni lo desconcertada que nos pudiera parecer la acuática criatura con sus erráticos aleteos.

La cría de tiburón fue obsequiada con un apodo: “Fluffy” (Pelusa). El porqué del apodo, solo los allí presentes lo saben, aunque algunos han señalado que era una especie de contramedida para suavizar que, al fin y al cabo, se trataba de un tiburón. Se tomó otra decisión más importante que el apodo de la criatura. Se decidió su traslado. Una piscina de agua salada. Tras pasar unas horas allí y para asegurarse de que no se agobiara en un espacio tan reducido y poco profundo, los cuidadores trasladaron su residencia temporal al Acuario de Vida Marina de Manly.

La intención nunca fue quedárselo ni mantenerlo allí. Sino primero, observarlo, chequear que estaba en buenas condiciones y prepararlo para su devolución a su medio natural marino. Y en ese tanque se mantuvo vigilado incluso ocasionalmente por submarinistas que cuidaban de que no se batiese contra los muros en un acto de desesperación al verse en una zona limitada, cosa que hubiera podido ocurrir.

Mientras, tanto en la playa como en la piscina, “Fluffy” ha llamado la atención del público que se ha acercado a verlo y fotografiarlo porque, aunque cría y aunque de menos de dos metros, uno no ve un tiburón “en persona” todos los días. Ni aunque seas australiano y vayas a la playa.

El veredicto es que, aunque se desconoce el motivo por el cuál varó desorientado, se aguardó a que estuviera en buenas condiciones para ser reintegrado en su medio y confiar en que va a sobrevivir en mar abierto, como señala Rob Towsend, uno de los responsables de la instalación marina bajo cuyo cuidado fue depositado “Fluffy”.

Y sí, “Fluffy” ya ha sido liberado, a una distancia de cuatro kilómetros de las costas de Sidney. Cuatro kilómetros, no fuera a ser que si lo soltaban más cerca, se lo tomase como una invitación a volver.

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