Este grupo de turistas se llevó un buen susto durante el avistamiento de una ballena jorobada frente a la costa de Pleasant Islanda, en Alaska. El descomunal animal ejecutó uno de sus espectaculares saltos muy cerca de la embarcación.

En el vídeo, publicado por Tristan Krause, puede verse, en un principio, a la ballena a lo lejos expulsando agua por el espiráculo, pero poco a poco se va acercando al barco donde se encuentra el grupo de personas y las sorprende con vuelo ligero antes de zambullirse de nuevo y dejarlos a todos chorreando.

En el audio pueden escucharse las risas nerviosas de los participantes, que debieron debatirse entre la emoción y el miedo, una vez que la experiencia se saldó sin incidentes. El propio Krause comentaba más tarde en Facebook que había tenido un "día increíble".

La ballena jorobada es uno de los animales más grandes de nuestro planeta. Los ejemplares adultos presentan una longitud que varía entre los 12 y los 16 metros, cualidad que no les resta agilidad en el agua, ya que son capaces de impulsarse sobre el líquido elemento con soltura, tal y como pudieron constatar nuestros protagonistas.

A pesar de su tamaño, su dieta consiste básicamente en kril y peces pequeños, de modo que los humanos no corren peligro de “acabar como Pinocho”, sin embargo, ver a un “bicho” tan grande de cerca supone una vivencia impactante.

Eso mismo tuvo que pensar Maria Emmerich después de encontrarse con una de ellas durante su jornada de paddle surf. La mujer se encontraba practicando su deporte favorito cuando golpeó ligeramente con un remo a una ballena jorobada que se encontraba cerca, provocando su salida a la superficie y el consecuente encuentro interespecie.

Otro que también vivió una experiencia de este tipo fue el buceador Adam Stern, que estaba haciendo snorkel cerca de la costa de Nuku'alofa, Tonga, en las islas polinesias, cuando una magnífica hembra se acercó a su posición permitiéndole hacerse un selfie a su lado.

Los cetáceos acuden a dicha zona del pacífico para pasar el invierno en sus cálidas aguas antes de regresar a la Antártida. Por ello, este santuario se ha convertido con los años en uno de los mejores sitios del planeta para avistar a la megaptera novaeangliae, más conocida por todos como ballena jorobada.