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Un niño de cinco años baila ante un oso en cautiverio y este, le imita: ¿es un síntoma de zoocosis?
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Un niño de cinco años baila ante un oso en cautiverio y este, le imita: ¿es un síntoma de zoocosis?
21/11/2018
Este video a simple vista puede que de ternura: un niño inocente y feliz baila con un oso. Un baile que si se mira sin pensar conmueve, pero si se presta atención, quizá den ganas de llorar.
Zoocosis es una palabra a la que aún no estamos muy acostumbrados. Es un concepto que se refiere a la Psicopatología animal. A los comportamientos erráticos e incluso autodestructivos que puede llegar a padecer un animal salvaje contenido en un zoológico, aun cuando estos centros intenten mantenerle en un hábitat higiénico, correcto y lo más parecido posible a lo que sería su Medio Ambiente natural.
El vídeo que podéis ver aquí nos trae a un oso llamado Luka y nacido ya en cautividad, en el zoo de Phoenix (Arizona, Estados Unidos) en el año 2013. Dicen sus cuidadores que su carácter ha sido siempre alegre y feliz, pese a haberse pasado su vida contenido entre rejas que le marcan sus límites espaciales. En el año 2015, con dos añitos, fue trasladado al zoológico de Nashville (Tennessee, Estados Unidos) con la esperanza de que al relacionarse allí con otros de su especie, sus instintos le llevaran a reproducirse.
Luka con su tarta de cumpleaños
Pero el vídeo no va de su reproducción, sino de otra manera que tiene Luka de relacionarse. Un niño se pone a saltar de alegría ante él, separado por una pantalla de grueso cristal, y Luka le imita. Imita sus saltos y su alegría. El vídeo induce a la empatía en una primera mirada. Sin embargo, algunos críticos con la vida en zoos señalan que puede ser un rasgo de la citada zoocosis. Una manera de desequilibrio que a veces se manifiesta en formas no tan gratas como la que contemplamos aquí. Las acciones que le vemos a Luka en esta grabación parecen todo lo contrario, pero a veces el frenesí o una actitud que pudiera recordarnos a “lo histérico” podría ser tan solo una cortina engañosa tras la cual estuviera esta psicopatología animal. Porque, la verdad, no parece muy normal que un oso imite los espasmódicos movimientos de un pequeño humano.
El término zoocosis fue acuñado por el zoólogo Bill Travers allá por 1992 y señalaba algunas actitudes que revelan que el animal puede estar cayendo, a través del aburrimiento y la falta de actividad física, por el tobogán de la neurosis: los animales presos pueden deambular siguiendo siempre el mismo circuito, dar vueltas en círculos, balancearse como si se acunaran de manera repetida e interminable, lamer los barrotes o puertas, agresividad o autolesión, batirse contra las paredes, etc…
Por motivos como este, los zoológicos son mirados cada vez con mayor antipatía por los biólogos animales. Los ven como prisiones. Ni más, ni menos. ¿Te suena duro?
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