Oh! Parece ser que estás usando adblocker. Puedes seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site.
Vídeo
La presa de este gato parece estar a su alcance, pero el hielo se interpone.
Vídeo
La presa de este gato parece estar a su alcance, pero el hielo se interpone.
29/11/2018
Este vídeo es una perfecta metáfora de la frustración: una meta, acechada por un propósito y la imposibilidad física de alcanzarlo.
Estas imágenes grabadas en Shenyang (China) nos muestran la superficie congelada de un lago. En esa franja de hielo que nos permite caminar sobre las aguas, ha quedado capturado como mosca en ámbar, un pez, que parece estar queriendo girar en pleno salto, como si con su primaria conciencia se hubiera dado cuenta un segundo demasiado tarde de dónde se estaba metiendo. Pero ahí se ha quedado, como una imagen en el momento en que pulsas el botón de pausa. Su vida, su tiempo, sus funciones orgánicas, detenidas.
Pero un gato lo reconoce. Lo valora como solo ellos saben: como mezcla de juguete y alimento. Pero el hielo está ahí, el escudo para él incomprensible que no le permite echar sus garras sobre su tesoro.
¿Te ocurre a ti lo mismo, en alguna otra variante metafórica? Ahora que se aproxima otro fin de año y vuelve ese momento propicio para echar la vista atrás a los pasados 365 días y todo invita a hacer una autoevaluación, una autocrítica, ¿recuerdas aquellos propósitos del día 1 de Enero? ¿O del 2, si es que la resaca no te permitía pensar durante el día 1?
¿El gimnasio? ¿La dieta? ¿La relación de pareja? ¿Pasar más tiempo hablando con tus hijos? ¿Visitar más a tus padres o hermanos? ¿Aprender nuevas materias para progresar en tu trabajo o para ampliar horizontes? ¿Colaborar con ONGs? ¿Ahorrar? ¿Leer un libro por semana?
Si lo haces, si te detienes sobre la capa de hielo de tu vida y piensas, puede que te sientas resbalar y que todos aquellos propósitos han resultado inalcanzables a pesar de que parecen estar accesibles a tus garras. O manos. Pero, no. Este año, tampoco.
¿Y el próximo?
Bajo tus pies vuelve a haber un banco de peces. Y 365 días por delante. Date una oportunidad y no te sientas como ese gato, superado por un mundo de superficie resbaladiza y con esquivos premios encerrados, pero a nuestra vista. Quizá, solo quizá, este año sí te decidas a que el mundo y sus oportunidades no se congelen bajo tus pies.
share