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Un "Flautista de hamelín" en el Brasher State Forest en Nueva York, reúne con su instrumento musical a una veintena de mapaches
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Un "Flautista de hamelín" en el Brasher State Forest en Nueva York, reúne con su instrumento musical a una veintena de mapaches
22/10/2018
Sean domésticos o salvajes, cualquier animal que tenga entre sus sentidos el del oído, reaccionará ante la música. Otra cosa es si se calmará -como reza el sabido dicho de que “la música amansa a las fieras”- o si, al contrario, usará el rastro de la tonadilla para encontrar una sabrosa presa que pueda ser ingerida, a veces con instrumento y todo.
Pero este vídeo nos muestra a unos animales que, a pesar de que se han puesto de moda entre los que buscan nuevas mascotas que sean legales, no solían estar reconocidos entre aquellos que dieran una feliz respuesta al rasgueo o soplado de unas notas en medio de su hábitat.
Hablamos de los mapaches, los mapaches en medio de un bosque.
Este vídeo fue grabado el 20 de Septiembre de 2018 en el bosque Brasher State, el Bosque Nacional de Nueva York. Y nos muestra a un joven que -en una feliz variante de la leyenda del Flautista de Hamelín- comienza a tocar una flauta nativa americana. No es nada científico, claro, pero algunos ven en esta denominación tradicional del instrumento un lazo más atávico y natural con los hermanos animales.
Y bajo el influjo de esa música y de su joven intérprete, comienzan a acudir -uno a uno, dos a dos- mapaches. Así, hasta una veintena. Le rodean y en calma -o al menos toda la calma de la que son capaces estos inquietos y nocturnos mamíferos, se deleitan del sonido que ese ser extraño emite para ellos.
El mapache es un ser omnívoro y su inteligencia les da para entender que en zonas de bosque en las que entran grupos de humanos, cuando estos se retiran -por limpios que seamos- suelen quedar rastros de alimentos, del picnic que se ha llevado a cabo. Y para devorar lo que dejemos, les resulta indiferente que haya un humano haciendo un hilo musical.
Mientras el intérprete no se muestre agresivo con ellos, ningún problema. No parecen temernos especialmente. Y no son especie en peligro de extinción. Procrean todo el año y con una relativa abundancia. Démosles comida, démosles música. Poco más y nos tomarán por el servicio de habitaciones de su hotelito rural. Solo les falta saber que los convertimos en virales en las Redes Sociales.
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