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La cría no será capaz de llegar a la edad adulta, no podrá alimentarse ni hidratarse por sí sola, ni protegerse del sol. ¿Deben los humanos interceder para salvarla la vida o dejar que la naturaleza siga su curso?
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La cría no será capaz de llegar a la edad adulta, no podrá alimentarse ni hidratarse por sí sola, ni protegerse del sol. ¿Deben los humanos interceder para salvarla la vida o dejar que la naturaleza siga su curso?
11/09/2018
¿Este video te ha estrujado el corazón tanto como a nosotros?
Uno de los miembros más jóvenes de una de las manadas de elefantes del Parque Kruger en Sudáfrica ha sido gravemente mutilado. No se sabe cómo, pero ha perdido su trompa. Puede que haya sido víctima de una trampa de cacería colocada para cazar animales más pequeños. A él, por su tamaño, en lugar de atraparlo, le amputó la trompa. Tampoco se descarta que fuera víctima de un depredador como un cocodrilo, que pueden atacar las crías de elefante cuando beben en el río.
Un turista que visitaba ese refugio de vida salvaje se percató, lo grabó con su teléfono móvil y difundió el vídeo en Internet. Como era de esperarse, la triste escena se ha vuelto viral y no solo ha despertado la compasión de todos, sino un debate sobre si debe el humano intervenir o no para salvar su vida.
¿Por qué está en juego la supervivencia del mamífero? Porque los elefantes dependen de su trompa, un largo músculo sin huesos, para recoger sus alimentos, beber agua, emitir sonidos, percibir olores y hasta protegerse del sol porque con ella se arrojan arena encima. Este pequeñito que ya ha conocido lo peor en su corta existencia, logró superar el dolor insoportable de la mutilación y la cicatrización de su herida y sobrevive ahora gracias a la manada. Se supone que esto deba ser así por varios años, independientemente del estado de su trompa, pero si logra crecer, no podrá defender por sí solo.
Foto: WWF.
Los elefantes nacen dentro de una manada. Si son hembras, al crecer es probable que se queden en el mismo grupo en el que nacieron, pero si son machos, alrededor de los 14 años abandonan el grupo, comandado por una matriarca, para unirse a una manada de machos o para estar por sí solos y aparearse como las hembras de otros clanes. Pero toda esa primera fase de la vida viven en comunidad, aprenden a conseguir el alimento, a recoger y tomar agua, a comunicarse, a defenderse de los depredadores y cualquier otra amenaza.
Los elefantes se enfrentan a la destrucción de su hábitat natural, que el hombre destruye para explotar la tierra comercialmente, y a los cazadores ilegales que los persiguen para arrancarles sus grandes dientes de marfil. A pesar de que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) prohibió el comercio internacional de marfil en 1989, todavía hay un mercado ilegal que sigue demandando este “producto”, asegura la Asociación para la defensa de la naturaleza WWF.
Foto: WWF.
Un guardia del parque especula sobre cómo pudo pasarle ese accidente tan lamentable al pequeño elefante, dice que ha visto cocodrilos atacando a las crías por la trompa cuando se acercan a tomar agua. Lo que haya sido, ha dejado al pequeño indefenso y sin futuro. Se ha planteado el quitarle el animal a la madre, que seguramente aún lo amamanta porque es así durante los primeros cuatro años al menos, y proveerle lo que necesite durante su vida, lo que implicaría vivir fuera de su hábitat natural y sin la manada.
Recordemos que los elefantes viven entre 50 y 80 años y tienen gran sentido social. De ellos solo quedan dos especies en el mundo, los elefantes asiáticos y los africanos, y al menos 80 mueren diariamente como consecuencia de las acciones humanas.
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