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Los peces también son víctimas del maltrato animal
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Los peces también son víctimas del maltrato animal
14/03/2019
La viralización de vídeos que recogen ataques -atrocidades, incluso- sobre el reino animal, se han convertido en una de las herramientas más útiles para la difusión del ideario ecologista. Poca discusión puede haber frente a la inapelable violencia contra un animal indefenso, frente a su innecesario sacrificio o -en caso de que aceptes la necesidad de tal sacrificio- el hecho de que algunos se lleven a cabo con una crueldad y ausencia de piedad a todas luces innecesaria.
Aves, cerdos, toros y otras criaturas saben llorar. Saben emitir y comunicar maneras que expresen su dolor, cuando no su agonía. Pero no ocurre lo mismo con los peces.
Nos hemos acostumbrado a ver boquear a los peces. A que sus caras a las que -salvo la presencia de ojos y boca- tan distanciadas tenemos de nuestra consciencia de especie humana, no logren que empaticemos con su asfixia, que sería tan angustiosa como la nuestra propia. O el vacío de sus ojos, en el que no sabemos perdernos como en el de uno de nuestros perros o gatos. Nos consideramos llenos de merced cuando al sacar un pez del agua lo rematamos rápidamente de un contundente golpe contra una piedra o aplastamos su cabeza con un mazo o bien, la cercenamos de dos o tres pasadas de cuchillo.
No gritan. O si sus nervios y músculos lo hacen, no entendemos su idioma.
Vídeos de mataderos cárnicos y las barbaridades de sacrificios allí realizados, aún en virtud del seguimiento de normas sanitarias, desagradan a los consumidores y su visionado les puede llegar a hacer replantearse su consumo o al menos, una reducción en el mismo.
Lo mismo debería ocurrir con algunos vídeos que se han viralizado de piscifactorías en las cuales el término sobreexplotación parece quedarse corto. Tampoco se queda corta la apreciación de la brutalidad contra estos otros seres vivos. Porque por muy distantes que sintamos nuestras especies, las imágenes de la acumulación en piscinas de cría de animales que están amontonados unos sobre otros -con un agua deteriorándose y a todas luces escasa, como escaso es el espacio cúbico por cabeza- solo pueden llamar a la repugnancia. Por mucho que te gusten en tu sartén o al horno.
El vídeo puede verse en la cuenta @letfishlive y muestra no una, sino una docena de piscinas saturadas hasta la insalubridad de ejemplares de peces. No puedes decir de qué color es el agua, todo está teñido del color de los peces, que se apiñan en lucha fratricida por seguir respirando y sobreviviendo. Ellos no tienen conciencia de su destino. Nosotros, sí. Y nuestra conciencia superior debería iluminarnos en estos atroces sistemas de explotación.
Ellos no gritan, pero tú puedes gritar por ellos.
He is begging for help. Will you fight for him? #fish #animals #vegan #letfishlive pic.twitter.com/k2aeJyVsPS
— Let Fish Live (@letfishlive) June 23, 2017
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