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Una chihuahua conoce a un bebé recién nacido y su reacción enamora a todos

Los perros reconocen a los niños como cachorros de la manada y pueden llegar a asumir un papel activo en su protección y crianza.

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Una chihuahua conoce a un bebé recién nacido y su reacción enamora a todos

Los perros reconocen a los niños como cachorros de la manada y pueden llegar a asumir un papel activo en su protección y crianza.

 

María L. Cid

27/04/2018

El instinto es esa fuente de conocimiento que llevamos escrita en los genes. Impulsos que buscan garantizar nuestra supervivencia y nos indican, sin que nadie nos lo diga, dónde están los peligros, dónde buscar seguridad y cómo comportarnos en el clan familiar. En los cánidos, el instinto invita a protegerse siempre, a enseñar los dientes al desconocido, a ocultar la panza para no exponer los órganos vitales, a mostrar desconfianza y agresividad. Pero, cuando un nuevo miembro de la familia humana, un bebé indefenso, es presentado al perro de la familia, prevalece otro instinto y asistimos asombrados a una entrega absoluta al nuevo cachorro.

Es lo que sucede en este vídeo en el que una pequeña perrita de raza chihuahua reconoce al bebé como una cría de la manada e inmediatamente le entrega su amor y su lealtad eternas. La familia del pequeño Nicholas, nacido apenas un par de días antes, grabó el momento de la presentación y se deleitó al ver a su perrita Quica, tumbándose en el suelo, mostrando la panza en un gesto de sumisión total, moviendo la cola con una alegría desbordada e incluso imitando al peque que apenas dormitaba envuelto en una mantita.

Sabemos, además, que ha adoptado nuevos hábitos asumiendo un papel activo en la protección del niño, siguiéndolo y custodiando su sueño, cosa que ya había hecho durante los últimos meses con el vientre embarazado de la nueva mamá.

No podemos evitar sentirnos sorprendidos y conmovidos por este tipo de actitudes, pese a que son muy habituales. Son abundantes las noticias incluso de pequeños de dos o tres años perdidos en montes o fincas que son protegidos y calentados por perros, que buscan ayuda y guían a los equipos de rescate al lugar donde se encuentran los niños. Tampoco es raro ver a grandes perros, literalmente “pastoreando” a los niños de la familia durante paseos, para que no se salgan del camino o se dispersen. Y esta labor de custodia es sólo uno de los muchos aspectos positivos de crecer en una casa con perro.

La presencia de los animales en la vida cotidiana contribuye a un mayor bienestar y calidad de vida, y ayuda a criar a personas más amables, estables, abiertas a otras personas, costumbres y culturas, e incluso a inmunizar contra determinadas alergias. Si, además, llegada la edad adecuada, involucramos a los niños en el cuidado de la mascota, responsabilizándolos de sacarlos de paseo, mantener el cuenco de agua o comida limpio, el niño accederá de forma muy natural a la necesaria asunción de responsabilidades.

Excepto casos especiales, puede decirse que, en general, las mascotas son un bien para los niños y para las familias en general. Una ventaja para la vida. Nos enseñan incluso cuando les llega la muerte, y su amor y enseñanzas quedan para siempre en la memoria y el corazón.

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