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Los celos podrían aparecer si damos demasiado cariño al nuevo miembro de la familia, ¡este perro parece sentirse amenazado!
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Los celos podrían aparecer si damos demasiado cariño al nuevo miembro de la familia, ¡este perro parece sentirse amenazado!
19/03/2018
Para nuestras mascotas, nosotros somos su mundo entero. Ellas no tienen vida social, trabajo o pareja para compartir su atención, solo nos tienen a nosotros. Por eso, debemos ser muy cuidadosos cuando llevamos a una nueva mascota a casa, tal como si se tratara de un hijo mayor a quien le presentamos a su nuevo hermanito.
¿Por qué debemos ser tan cautelosos? Porque los perros tienen emociones muy similares a las de nosotros, los humanos, así lo indica la ciencia. Ellos son capaces de experimentar emociones negativas y emociones positivas, y no queremos que ocurra un ataque de celos.
Solo basta con ver la reacción de Chase, este hermoso labrador color chocolate, cuando ve a su amo sostener un conejo en brazos, para darnos cuenta de lo susceptibles que son sus emociones.
Chase está sentado sobre la silla del comedor y se nota nervioso, omite las órdenes de su amo que le indica no subir a la mesa, pero él no hace caso. Se sube y se acuesta sobre el regazo del dueño, que sostiene a un conejo de gran tamaño, y le pide con su lenguaje corporal que lo acaricie.
Esa es la manera que Chase usó para poder reclamar su territorio. Afortunadamente, salvo ignorar las órdenes de su amo y echarse para que lo acariciara, el labrador no fue agresivo. Sin embargo, cada animal puede reaccionar distinto.
Los perros pueden sentir celos hacia otros animales, hacia nuestra pareja o hacia nuestros hijos; incluso, hacia objetos como muñecos de felpa. Estudios de la Universidad de California en San Diego indican que estos celos son un mecanismo de defensa para proteger los vínculos sociales ante extraños.
Los celos se pueden manifestar de varias maneras. El perro podría mostrarse nervioso o irritado, sobre todo en presencia del visitante o nuevo miembro de la familia. Su estado de ánimo cambia, de ser dulce, puede pasar a gruñir. También puede intentar apoderarse del amo, al no querer despegársele ni un momento. Y, en el peor de los casos, podrá destruir objetos en casa o querer atacar al nuevo animal.
En aras de controlar las reacciones de los canes, el humano debe hacer respetar su jerarquía y poner límites a su comportamiento. En el vídeo, vemos cómo Chase ignora las órdenes de su amo y, poseído por los celos, no solo no se baja de la silla, sino que se sube a la mesa del comedor.
Otra forma de educar a los perros es poniéndoles límites, pero con cariño y paciencia. Ante un mal comportamiento, hay que reprenderle sin usar la violencia. Por el contrario, el amor y el respeto siempre deben prevalecer en nuestras interacciones.
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