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¿Cómo eliminar células durmientes de cáncer? Estos son los nuevos hallazgos

Desarrolladas en un hospital de Barcelona, son uno de los avances más esperanzadores

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¿Cómo eliminar células durmientes de cáncer? Estos son los nuevos hallazgos

Desarrolladas en un hospital de Barcelona, son uno de los avances más esperanzadores

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María L. Cid

11/07/2018

Estamos en 2018 y a día de hoy, no hay noticias Médicas que sigan despertando tanto interés como las que nos trasladan cualquier avance en la lucha contra el cáncer.

Este vídeo, por ejemplo, nos destaca la importancia de la investigación con células madre y el uso del sistema autoinmune para combatir algunos de cáncer. El origen de esta recreación en vídeo procede de sea unos tratamientos en el Instituto Nacional del Cáncer de Maryland (EEUU). Estudios similares se realizan en otras partes del mundo. Tomemos, por ejemplo, uno de los centros médicos punteros en el tratamiento y en la investigación de esa lucha que la Humanidad mantiene contra la citada enfermedad, es el Vall d’Hebrón Instituto de Oncología (VHIO), en Barcelona, un centro de investigación biomédica siempre en búsqueda de mejores y más eficientes terapias. Recientemente, un equipo de científicos con Héctor Palmer y la bióloga molecular Isabel Puig han determinado la importancia del tratamiento referido a la proteína TET2. La citada proteína es responsable de la fabricación de nuevas células. Por ejemplo, es fundamental para la regeneración de la piel tras una herida. Sin embargo, es un arma de doble filo, ya que en esa misma proteína que nos regenera, se ocultan células tumorales durmientes que se van dispersando por el cuerpo y que son responsables pues de una potencial metastización. La quimio y la radioterapia no actúan sobre estas células por estar “camufladas”, dormidas entre células sanas en órganos aún no afectados.

La acción que pretende este equipo médico es lograr la inhibición de la cualidad de la proteína TET2 consistente en albergar estas células y que influye, según han determinado ya este equipo científico, a nada menos que a 19 clases de cáncer. Una vez se acierte con el medicamento que, sin impedir la necesaria acción regeneradora de la proteína, pero sí su colaboración con las tumorales, se habrá logrado un destacado avance en el campo de evitar la metástasis o la reproducción cancerígena, ese terrible retorno del mal que todo paciente teme y que cuelga sobre sus cabezas cual espada de Damocles.

Y así llegamos a ese terrible momento en que, a pesar de la esperanza, los pacientes aprenden que el tiempo es la clave y que el hallazgo de este medicamento y de su correcta aplicación puede tardar aún cinco años en ser determinado, a través de largas épocas de investigación. Lentas, pero necesarias, como necesario es recordar la importancia de mantener la financiación para toda clase de investigación médico-científica. Como dice el lema de la Asociación Española Contra el Cáncer -pero que es extensible a cualquier asociación que luche por lo mismo-, “investigando en cáncer, ganamos en vida.”

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