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Black Mambas: Las mujeres entrenadas y armadas que está combatiendo la caza furtiva de rinocerontes

Las Black Mambas son una unidad enteramente femenina y armada que combate el furtivismo contra los rinocerontes en Sudáfrica.

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Black Mambas: Las mujeres entrenadas y armadas que está combatiendo la caza furtiva de rinocerontes

Las Black Mambas son una unidad enteramente femenina y armada que combate el furtivismo contra los rinocerontes en Sudáfrica.

 

María L. Cid

31/08/2018

Desde este momento, cada vez que escuchéis el nombre de Mambas Negras, ya no será Quentin Tarantino vuestro único referente. Efectivamente, había una letal asesina a sueldo en sus “Kill Bill” que respondía a tal nombre. Y como al fin y al cabo, hasta los grupos militares miran con simpatía el marketing, un toque de Hollywood no le viene mal a nadie.

En esta ocasión, el nombre enmarca a un grupo enteramente femenino (sí, como el grupo de asesinas de “Kill Bill”: van dos coincidencias.) dotado de entrenamiento militar y de dispositivos para el combate y una motivación: cazar a los cazadores furtivos en su país, Sudáfrica. Esa es la misión de estas amazonas. Son walkyrias negras a la caza de delincuentes furtivos.

Allí, por desgracia, se practica la caza furtiva de rinocerontes y se comercia ilegalmente con el fruto de esa caza: sus cabezas, su cuerno. El preciado fetiche. Hay gran demanda desde Asia; en parte por absurdas e infundadas creencias de la medicina tradicional y en parte como presuntuosa demostración de status social y económico. Muchos sudafricanos pobres sucumben a la tentación de la caza furtiva ante los suculentos pagos que les son prometidos.

Pero están las Mambas Negras y llevan operando en territorio sudafricano desde 2013, y desde esa fecha los efectos de la caza furtiva en la reserva natural de Balule al noroeste de se han visto reducidos en un 76%.

Lo han dicho claramente en entrevistas: no muestran ninguna tolerancia a la caza furtiva y para ello están determinadas al uso de las armas y la violencia legítima. Asumen también la parte que les toca: saben que pueden no volver cada noche a su casa tras el trabajo. No son oficinistas, cajeras, periodistas, médicos… Trabajan con armas y se enfrentan a personas que tampoco muestran piedad ni respeto por la vida. Desarrollan también su labor entre animales salvajes que no distinguen amigos de enemigos. Poco más hay que hablar para llevar a buen fin su labor y no es para hablar para lo que entrenan.

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