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Chimango y Guapo son tan educados que aguardan pacientemente hasta que termine la bendición de la mesa para devorar sus platos de comida.
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Chimango y Guapo son tan educados que aguardan pacientemente hasta que termine la bendición de la mesa para devorar sus platos de comida.
16/08/2018
Los perros son animales que socialmente se organizan en manadas y se sienten contentos con ser seguidores más que líderes. Cuando un can llega a casa por primera vez a integrar la familia, ve en su cuidador al líder de su manada y si este se muestra asertivo y equilibrado, le seguirá y respetará porque ansía esa guía y funciona según la energía que perciba; de lo contrario, si su humano carece de carácter, está nervioso e inestable, el perro se sentirá obligado a llenar ese vacío con una actitud fuerte o agresiva, de acuerdo a César Millán, el famoso entrenador de perros, quien basa su filosofía en esta premisa.
Si ya viste el vídeo, te darás cuenta de que el cuidador de estos dos simpáticos perros, Chimango y Guapo, les habla con respeto, pero con firmeza, cuando les anuncia que darán gracias por la comida que tienen adelante. Y finaliza la bendición de la mesa con un enérgico “amén”, ahí radica una clave de por qué los canes muestran sumisión y no se atreven a tocar el plato que está frente a sus narices sino hasta que el cuidador lo autoriza. Y es que la energía que le pone a la palabra es “la luz verde” que estos animales requieren para darle rienda suelta al apetito. Así dijera cualquier otra cosa, pero con esa misma entonación, funcionaría para este par.
Como sabrás, a diferencia de los humanos, los perros perciben su realidad primeramente a través del olfato y no la vista, este sentido es el segundo más importante para ellos y le sigue la audición. Millán recalca “nariz, ojos, orejas” como la cadena a seguir cuando queremos llamar la atención de estas mascotas y lograr que reaccionen como esperamos. Durante todo el rato que dura la oración, Chimango y Guapo resisten la tentación de engullir sus alimentos.
Independientemente a si estemos de acuerdo o no con “inculcar” las creencias religiosas a nuestras mascotas, es importante recordar que los perros no deben ser tratados como personas, sino como lo que son porque son distintos en su manera de percibir el mundo y requieren una forma especial. Si realmente los amamos, tomémonos el tiempo necesario para investigar sobre ellos, saber lo que requieren para sentirse satisfechos y felices, así como los pasos necesarios para moldear su conducta y disciplinarlos positivamente.
Cuando un perro entra en nuestras vidas, se convierte en parte de nuestra familia. Sin quererlo, los escogemos como haríamos con una pareja, por eso es tan común encontrarnos con perros y humanos tan parecidos entre sí. Así que, no es de extrañar que también queramos compartir hasta los hábitos basados en la religión. Lo cierto es que este par se ha convertido en las mascotas más educadas y simpáticas que verás en Internet.
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