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Mira la emocionante reacción de este gato al oír y ver a su dueña fallecida en un móvil

El desconsuelo de la mascota al oír la voz y ver la imagen de su dueña nos demuestra que los animales también tienen sentimientos.

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Mira la emocionante reacción de este gato al oír y ver a su dueña fallecida en un móvil

El desconsuelo de la mascota al oír la voz y ver la imagen de su dueña nos demuestra que los animales también tienen sentimientos.

 

María L. Cid

20/04/2018

Para muchos “sentimiento animal” es un oxímoron. Les parece un error, un atrevimiento y una inexactitud. Y sin embargo es casi imposible para ningún humano dotado de la mínima empatía el mirar a los ojos de las mascotas más comunes, perros y gatos- y no hallar una chispa de conexión entre ellos y nosotros. Esa chispa que llega a su cúspide en las historias que hemos oído, leído de entrega y lealtad inquebrantable o de la tristeza que consume a una mascota cuyo dueño ha fallecido.

Como sucede en este vídeo, en el que un gato se frota contra un aparato electrónico, frota su frente y su mejilla y se enrosca con una tristeza tan profunda como evidente. El aparato reproduce la imagen y tal vez la voz de la mujer con la que había vivido tantos años y que había fallecido la semana anterior. El pobre animal está desconcertado, triste e inconsolable. Pero incluso eso, el acurrucarse y arrastrar el morro contra el frío aparato, le ofrece el tenue consuelo de volver a ver y a oír a aquella con la que compartía la vida y ya no está. La imagen de quien le alimentaba, cuidaba, acariciaba y acicalaba; aquella junto a la cuál seguramente se recostaba cada tarde.

No parece posible que, a la vista de estas imágenes , alguien pueda sostener que sólo los humanos tenemos una vida emocional. Y, si aceptamos que los animales sienten, que comparten alegrías o las multiplican cuando jugamos con ellos o simplemente regresamos a casa; que sufren cuando un amo o un compañero muere; que sienten miedo cuando son empujados a un matadero, que aman profundamente a sus amos y también a sus hijos o a otras mascotas con las que conviven…todo ello nos lleva a aceptar que son seres complejos con un componente espiritual que debiera hacernos reflexionar.

Por ello, sin necesidad de caer en conductas radicales, sí debemos plantearnos el supuesto derecho humano a ejercer su dominio sobre los animales como si fuesen meras cosas. Podemos ser contundentes en esta afirmación: no lo son. No puede justificarse su sufrimiento gratuito, ni para el ejercicio de deportes, espectáculos o incluso para la explotación alimenticia.

Las leyes han ido evolucionando en ese sentido y cada vez más nos acercamos a un control exhaustivo del bienestar animal, penalizando el mal trato, estableciendo medidas en granjas y explotaciones que garanticen una vida e incluso una muerte sin sufrimiento, forzando a un control de determinados espectáculos en los que la explotación no tenga lugar.

Pero aún queda mucho por hacer. Además de la evolución legal, es necesaria una evolución social, una sensibilidad que parta de la base de que los humanos somos compañeros de viaje de los animales y animales en nosotros mismos, que compartimos de forma muy similar vivencias y sentimientos, no sólo el dolor de la pérdida que nos traslada este video, sino también la felicidad y la calma que nos da recorrer la vida con ellos.

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