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El hombre circulaba entre el tráfico a toda velocidad por la calzada subido en el carro de la compra por la ciudad sudafricana de Durban
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El hombre circulaba entre el tráfico a toda velocidad por la calzada subido en el carro de la compra por la ciudad sudafricana de Durban
19/10/2018
Una característica de los niños es que no ponen coto a la imaginación. Transcurren por el mundo transformando cajas de neveras en naves espaciales, mantas tendidas entre muebles en fuertes del salvaje oeste y carritos de supermercado en bólidos de carreras. Los titulares de las grandes superficies, que lo saben, hace años que adaptaron los carritos para que los niños puedan ir montados en ellos. Con eso matan dos pájaros de un tiro, divirtiendo a los chavales y permitiendo a los padres tenerlos entretenidos mientras hacen la compra semanal.
Lo que que se entiende menos es que un adulto, supuestamente hecho y derecho, no sepa ver la diferencia y se lance como si no hubiese un mañana a la carretera subido en un carro de supermercado a más de sesenta kilómetros por hora. Porque hasta el más humilde de los vehículos ha sido diseñado con unos mínimos instrumentos de seguridad: frenos, cinturón de seguridad, carrocería...no por capricho sino porque un golpe a esas velocidades es como caer de un quinto piso.
Pero el hombre de estas imágenes parece no haber pensado en nada de eso. O bien no le dió importancia, que también es posible, y por eso discurría a toda velocidad por la carretera de Umgeni Park, al norte de Durban, cuando Terry Lewis lo vio y asombrado decidió grabarlo todo. “No pareció importarle que me situase detrás de él. Se dedicó a mirar hacia atrás para comprobar cuánto de cerca estaba, y le perdí la pista al acercarnos al semáforo”- ha declarado.
Lewis no daba crédito y por eso decidió compartir la grabación en su cuenta de Facebook, viralizandose rápidamente mientras la gente debatía cómo es posible hacer con un carrito y a esa velocidad las maniobras más simples como frenar o girar en las curvas.
Aunque el vídeo no nos da muchas pistas, es evidente que el temerario conductor supo hacerlo, puesto que no sufrió ningún accidente durante su carrera. Y, aunque parezca increíble, no es la única persona que se ha puesto en peligro a sí mismo y a otros de esta manera ya que basta con navegar por internet algunos minutos para encontrar muchos más vídeos de personas que usan los carritos de supermercado para desplazarse por la calzada, algunos de ellos causando heridos y otros, incluso, la muerte.
Hay quien sostiene que no sólo la temeridad de algunos usuarios hace peligrosos a los carritos de la compra. Hace ya casi veinte años se publicó un estudio en Nueva Zelanda que desató cierta polémica al establecer que el noventa por ciento de los accidentes con niños en establecimientos de distribución se producían a conssecuencia de una caída del carro, muchas veces de cabeza. Esto provocó una modificación de los carros, con los actuales asientos con arnés que pueden verse en casi cualquier establecimiento.
Y hasta el movimiento #MeToo ha llegado a los carritos. No por situaciones de acoso, pero sí por la señalización de los carros en los supermercados Tesco en Gran Bretaña, en los que sólo mujeres hacen la compra con niños, lo cual ha sido considerado claramente sexista por algunos colectivos que han pedido su rectificación. y es que, a veces, hasta los elementos más ordinarios de la vida y los que parecen menos estimulantes acaban dando la sorpresa y protagonizando desde carreras a toda velocidad a encendidos debates sobre los derechos de la mujer.
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