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Aunque intentaron matar a todos los perros de la ciudad, algunos sobrevivieron y viven con hambre, sed, y problemas de radioactividad. Conoce su historia.
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Aunque intentaron matar a todos los perros de la ciudad, algunos sobrevivieron y viven con hambre, sed, y problemas de radioactividad. Conoce su historia.
22/05/2018
Sin embargo, lejos de haberse convertido en un paraje abandonado sin ningún tipo de movimiento en los alrededores, lo cierto es que la zona situada cerca de la antigua central nuclear está llena de vida. Desde las aproximadamente 3500 personas que trabajan cada día en las inmediaciones, hasta todo tipo de animales que han hecho del área su hogar.
Así, recientemente se han empezado a reintroducir todo tipo de especies en la zona que rodea Chernóbil. Otras se han adueñado del área de forma espontánea, debido a que en la actualidad la vegetación es abundante.
Por ejemplo, el visitante podría toparse con especies como lobos, liebres, linces, alces, caballos e incluso osos bielorrusos. Pero si hay un tipo de animal icónico de la zona que rodea la antigua central nuclear es el perro callejero.
Y es que la historia de estos animales en concreto es una de las más tristes de todas las que ocurrieron tras el accidente de 1986. Debido a la gran contaminación existente en la zona tras la explosión, las familias que vivían cerca tuvieron que ser evacuadas; y los perros que vivían con ellas tuvieron que ser dejados atrás.
Las autoridades de la época tenían miedo de que estos animales de cuatro patas fueran peligrosos para la salud debido a la radiación a la que estuvieron expuestos. Por ello, obligaron a los habitantes de Chernóbil a abandonar a sus mascotas, y varios escuadrones de soldados fueron enviados con la misión de exterminar a todos los perros que se encontraran.
Aunque el acto pueda parecernos muy cruel ahora mismo, en el momento se consideró necesario para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, el gobierno no consiguió acabar con todos los perros; y los descendientes de los que quedaron con vida pueblan ahora las ruinas que rodean la vieja central nuclear.
Las reacciones de la gente que vive en la zona ante estos animales son variopintas. Algunos piensan que los perros están contaminados, por lo que tratan de evitarlos a toda costa. Otros, sin embargo, no les tienen miedo y han decidido cuidarlos y darles un poco de cariño.
Por ejemplo Nadezhda Starodub, un guía de la zona, hizo la siguiente declaración al periódico The Guardian: “Algunos de los guías tienen miedo de que haya quejas, así que evitan los perros para no jugársela. Pero yo los amo”.
La ONG Clean Futures Fund ha comenzado una labor para salvar a los aproximadamente 250 perros que viven en la zona peligrosa cercana a la central, además de los varios centenares que se encuentran en el área más extensa que la rodea.
Sus condiciones de vida son muy duras, debido principalmente a la falta de comida y agua y a los ataques de los lobos salvajes. Además, la radiación de la zona provoca que mueran muy jóvenes, siendo muy pocos los perros que sobreviven más allá de los cinco años de edad.
Por suerte para estos animales, cada vez más personas se atreven a acercarse a ellos para ayudarles a sobrevivir. A pesar de los peligros que puede entrañar pasar mucho tiempo cerca de los perros de Chernóbil, todo parece indicar que, en un futuro cercano, estos pequeños seres de cuatro patas podrán tener una vida más o menos normal.
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