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Tras una pelea por el liderazgo, el viejo elefante fue vencido y falleció. Los trescientos miembros de su manada le rindieron homenaje en la despedida
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Tras una pelea por el liderazgo, el viejo elefante fue vencido y falleció. Los trescientos miembros de su manada le rindieron homenaje en la despedida
24/09/2018
El elefante es uno de esos animales que, sin ser sujeto de ganadería, sí ha sido utilizado para transporte o espectáculos. Su caza indiscriminada por considerarlo una amenaza para las cosechas, por el marfil de sus colmillos o por mera y simple diversión, han arrastrado a alguna de sus subespecies al borde de la extinción. Y, sin embargo, es uno de los animales que más exterioriza capacidades y sentimientos con los que los humanos nos podemos sentir identificados.
Además de su portentosa memoria, su lealtad y el tributo que rinden a los miembros de la manada fallecidos son ya míticos y estas imágenes son un buen ejemplo. El vídeo nos muestra a casi trescientos miembros de una manada de elefantes que acuden ante su líder y patriarca fallecido para rendirle homenaje y darle su último adiós.
Elefante muerto en la contienda
Una lucha por el liderazgo de la manada llevó al viejo elefante a la derrota y a fallecer tras quedar malherido. En la naturaleza impera la ley del más fuerte que ha de estar capacitado para luchar por su clan y esta selección por medio de la lucha es inquebrantable. Pero haber sucumbido luchando hasta sus últimas fuerzas y perder la vida al hacerlo, hacen al viejo elefante más merecedor si cabe del respeto de todos y cada uno de los integrantes del grupo, que le acarician y se despiden con respeto del que fue un gran líder hasta el final.
Tal fue así que, el nuevo jefe, el vencedor en el combate, esperó pacientemente durante todo el proceso y, una vez todos los elefantes hubieron pasado a presentar sus respetos, él hizo lo mismo con humildad y como gesto definitivo que sella un relevo necesario para la supervivencia de todo el grupo.
Elefante muestra sus respetos
En la obra maestra del cine "Cazador blanco, corazón negro" protagonizada y dirigida por Clint Eastwood se nos cuenta una historia que quiere reflejar lo que fue el rodaje de otra obra maestra "La Reina de Africa" de John Huston, un director genial, aficionado a la buena vida, el alcohol y la caza que afronta el rodaje de su película como una buena excusa para, realmente, ir a cazar elefantes.
En un momento cumbre de la película, alguien acusa a Eastwood (transmutado en Huston) y le grita que matar a un elefante es un crimen; a lo que éste contesta, con una mirada intensa y una voz profunda que no, "matar a un elefante no es un crimen. Es algo peor. Es un pecado." Toda una declaración, a la que nos adherimos en defensa de un gigante y una maravilla de la naturaleza.
Elefante bebé junto a elefante adulto muerto
Su increíble memoria, consecuencia del tamaño de su hipocampo, la región del cerebro relacionada con las emociones y la memoria. De hecho, esta capacidad para recordar y su extrema sensibilidad los hacen susceptibles de sufrir estrés postraumático.
Es más, según la investigadora y experta en elefantes Joyce Pool, un elefante que ha sufrido durante su vida se mostrará inquieto constantemente y tendrá dificultades para establecer vínculos estables a largo plazo, como les sucede a los elefantes amaestrados.
Otra investigadora, la doctora Karen McComb, descubrió que los elefantes tienen una relación con la muerte similar a la que tienen los humanos. Estos animales atraviesan un período de duelo y practican una serie de ritos frente a los restos de los integrantes muertos de su manada, como arrojar tierra y hojas sobre ellos. Además, son capaces de reconocer los huesos de los fallecidos, aunque hayan pasado años desde su muerte.
En todo caso, igual que pasa con los humanos, su desarrollo emocional determina su carácter, que necesita de la colectividad para fraguarse como es debido y fruto de ese estrechamiento progresivo surgen gestos tan desinteresados e inútiles, en términos prácticos, como este que hemos tenido ocasión de presenciar. Pura magia empática.
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