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Este gato llora desconsolado sobre la tumba de su cuidador humano

La gente trataba de alejarlo pero el gato escarba la tierra tratando de llegar hasta su amigo

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Este gato llora desconsolado sobre la tumba de su cuidador humano

La gente trataba de alejarlo pero el gato escarba la tierra tratando de llegar hasta su amigo

 

María L. Cid

29/08/2018

La lealtad de los perros es bien conocida. Todos hemos oído hablar de canes abandonados que recorren miles de kilómetros hasta encontrar a sus desagradecidos ex-dueños, de otros que viven en manadas callejeras y que cuando otro miembro del grupo es atropellado, custodian su cuerpo aún a riesgo de sus propias vidas, de perros que ven a su cuidador y compañero entrar en la puerta de un hospital y allí permanecen el tiempo que haga falta esperando el regreso y, también, los que custodian las tumbas de personas a las que quisieron y seguramente aún quieren.

Pero cuando esto mismo sucede con un gato, llama poderosamente nuestra atención. Como si no nos lo esperásemos. Porque, si el refrán dice "ponte fama y échate a dormir" es porque una vez que te cuelgan la etiqueta, parece que ya no hay forma de quitarse de encima el prejuicio. Y a los gatos les hemos colgado varias etiquetas, algunas de ellas no muy favorecedoras. Con un carácter bien distinto al de los perros, los gatos son, efectivamente seres más individualistas, más despegados, más centrados en sí mismos. Su seguridad en sí mismos puede asemejarse al desprecio, por eso muchos consideran que es el gato el que posee y cuida del humano y no al revés. Pero sólo es un error de comunicación. El felino es una máquina de depredar y que, un ser así, con sus instintos salvajes y cazadores, nunca domesticado del todo, se frote contra ti, duerma contigo, exhiba su panza (y con ello sus órganos vitales) y te permita achuchar su peludo y suave cuerpo mientras se entrega a un ronroneo de placer...si eso no es amor, no sé lo que es.

Para quien se toma la molestia de conocerlos, es evidente la intensidad de los sentimientos gatunos. Pero para aquellos que aún tengan dudas, este vídeo demuestra que el amor y la lealtad felinos no tienen nada que envidiar a sus primos cánidos.

En este entierro musulmán, un grupo de mujeres y hombres rodea una tumba reciente. Como es tradición, no lleva lápida. Un gato blanco está sobre ella. El animal era el compañero del difunto y persigue su olor y trata de rescatarlo de la tierra e incluso escarba con sus zarpas pese a algunas personas se empeñan en tratar de alejarlo. Finalmente se refriega desconsolado contra la tierra que cubre a su amigo.

Precisamente por su peculiar carácter y también por sus increíbles capacidades físicas, los gatos han sido considerados una especie de criaturas mágicas en casi todas las civilizaciones antiguas. A veces como dioses benéficos como en el antiguo Egipto, a veces como aliados del mal, como en la tradición cristiana. En la cultura musulmana, mayoritariamente es un animal bien considerado y, al contrario que a los perros, se le permite vivir dentro del hogar.

Nosotros lo reconocemos como el espíritu libre que es, un animal maravilloso capaz de hacer cosas increíbles y con una personalidad compleja que, desde luego, es capaz de amar. Y de amar mucho, incluso aunque te de un zarpazo de vez en cuando. De eso no tenemos ninguna duda.

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