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Este vídeo ha desatado varias polémicas, entre ellas: ¿cuál es la responsabilidad de los padres a la hora de compartir la vida de sus hijos en la redes sociales?
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Este vídeo ha desatado varias polémicas, entre ellas: ¿cuál es la responsabilidad de los padres a la hora de compartir la vida de sus hijos en la redes sociales?
30/01/2019
Las redes sociales se han convertido en la televisión del siglo XXI. Ya no sólo seguimos las vidas de nuestros familiares y amigos, también podemos adentrarnos en la intimidad de personas que se han hecho famosas online: los influencers.
Aunque podamos pensar que estos personajes exponen su vida por pura egolatría, lo cierto es que se trata de un trabajo al estilo siglo XXI. Por eso muchas veces es difícil saber si una publicación de un influencer está pensada para compartir un momento de sus vidas de manera honesta o para aumentar el número de likes, seguidores y presencia online.
Ese es el caso del vídeo que encabeza este artículo, donde la influencer Charity Grace tiñe el pelo a su hija Felicity de poco más de tres años de edad.
Charity Grace ha declarado que fue su propia hija la que quería teñirse el pelo de rosa porque es su color favorito. Sin embargo, durante el vídeo se hace hincapié en la marca del tinte no-permanente.
En consecuencia, el vídeo ha desatado varias polémicas en Internet: ¿Está bien teñirse el pelo a tan tierna edad? ¿Está bien exponer públicamente la vida de una niña tan pequeña? ¿Está Charity Grace compartiendo este momento con su hija sólo para ganar seguidores y aumentar sus ingresos?
Independientemente de que esta influencer haya compartido el vídeo para ganar dinero o no, lo cierto es que la exposición de niños menores en Internet por parte de sus padres es un fenómeno con nombre propio: sharenting. Una amalgama inglesa entre las palabras share (compartir) y parenting (crianza de los hijos o paternidad).
En general, el problema de subir fotos a Internet es que no podemos saber quién terminará viendo esas imágenes, cuál será la reacción de la comunidad internauta o como impactarán en nuestra vida a medio-largo plazo.
Por otro lado, cuando publicamos fotos de nuestros hijos tenemos que ser conscientes de que esas fotos se suben sin su consentimiento explícito. Quizás más adelante sientan vergüenza porque existen imágenes en Internet que quizás ellos no habrían compartido o momentos de su infancia que no quieren compartir públicamente.
"La vida privada del niño es del niño, no de sus padres”
Cuando subimos una foto a Internet pensamos que sólo nuestros amigos podrán verla, pero la realidad es que todo lo que subimos queda permanentemente en la red y en algún momento cualquier otra persona tendrá acceso a esa foto. Y quizás esa persona no tenga buenas intenciones.
Por eso se recomienda tomar un par de precauciones extra a la hora de compartir fotos de menores en Internet:
Aunque los menores estén protegidos por ley, los padres son los primeros responsables a la hora de compartir la vida de sus hijos en Internet. Y ustedes ¿publicarían un vídeo donde le tiñen el pelo a su hija o hijo?
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