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La pelea de dos turistas por el mejor lugar para una selfie en la Fontana di Trevi

La escena tuvo lugar en la Fontana Di Trevi, en Roma, y en ella se vieron envueltas un total de 8 personas, abriendo de nuevo el debate sobre el turismo masivo

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La pelea de dos turistas por el mejor lugar para una selfie en la Fontana di Trevi

La escena tuvo lugar en la Fontana Di Trevi, en Roma, y en ella se vieron envueltas un total de 8 personas, abriendo de nuevo el debate sobre el turismo masivo

 

Maria Palos

08/11/2018

El ‘selfie’ nos ha traído consigo un sinfín de noticias en los últimos años, especialmente desde que se convirtió en un concepto en sí mismo y dejara de ser una ‘autofoto’ (práctica extendida desde hace mucho más tiempo del que pensamos) para convertirse en un auténtico fenómeno social promovido especialmente por la aparición de los ‘smartphones’.

Accidentes en ocasiones mortales y centenares de artículos e investigaciones al respecto que se han tomado por muchos como un reflejo de los cambios que nuestra sociedad vive hoy en día. Por ejemplo, por lo que respecta a nuestra imagen personal y a cómo la mostramos al mundo.

La última de estas noticias tuvo lugar en la ciudad italiana de Roma, concretamente, en el conocido monumento de la Fontana di Trevi, donde dos turistas protagonizaron un momento lleno de tensión que se desató, de nuevo, por culpa de un ‘selfie’.

Al parecer, y según cuentan los medios que se hicieron eco de la noticia, todo comenzó cuando las dos turistas comenzaron a increparse verbalmente porque ambas pretendían conseguir el ángulo perfecto para su foto pero la presencia de la otra se lo estaba impidiendo. De allí, cuentan, pasaron rápidamente a los empujones, los tirones de pelo y llegaron incluso a las bofetadas, implicando en la trifulca a nada más y nada menos que a ocho personas en total –sus acompañantes- entre quienes se encontraban tres niñas menores de edad.

Justo cuando la situación comenzaba a parecerse más a una batalla campal en un lugar especialmente concurrido, la policía romana llegó para intervenir y poner paz entre las turistas quienes, al contrario de avergonzarse de ello y parar aquella situación, decidieron continuar con la pelea a pocos metros de la fuente, obligando incluso a los agentes a solicitar refuerzos para manejar la situación.

La escena se saldó con todas las partes implicadas detenidas y con varios cargos por violencia y amenazas, pero ha servido para poner en tela de juicio, de nuevo, cuestiones como dónde están los límites de este tipo de prácticas o cuál debe ser la respuesta del gobierno al turismo masivo que sufren países como España o Italia.

En este último caso, por ejemplo, la llegada descontrolada de turistas que sufren ciudades como Milán ha provocado ya que se pongan en marcha una serie de medidas reguladoras para garantizar la convivencia de los visitantes con los locales, medidas que incluyen por ejemplo la prohibición de los palos de ‘selfie’ o de los llamados ‘food trucks’, entre otras.

Amsterdam es otra de las ciudades dispuestas a plantarle cara al turismo de baja calidad, con un plan recientemente presentado que pretende desincentivar el turismo ‘low-cost’ y promover el de ‘calidad’, que atrae a personas de rentas más altas por periodos más largos –al contrario de las visitas exprés que reciben actualmente- a través del aumento del precio de la pernocta principalmente.

El turismo de masas es sin duda una cuestión primordial para los gobiernos de muchos países, así como para numerosos investigadores que ya se han apresurado a plantear posibles medidas para acabar con los problemas de convivencia y sostenibilidad que traen consigo las llegadas masivas de turistas. Entre ellas se encuentran la estrategia de precios propuesta por Amsterdam, el control de accesos (como los contadores automáticos que Venecia ha instalado para informar por Internet de los lugares saturados) o las campañas de ampliación del turismo a los barrios periféricos puestas en marcha por ciudades como Nueva York o Barcelona.

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