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Indignante: un gran río amaneció cubierto de basura en México

El Parque Cañón de Sumidero en Chiapas está cubierto de basura y plástico, un desastre ecológico creado por sus propios vecinos

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Indignante: un gran río amaneció cubierto de basura en México

El Parque Cañón de Sumidero en Chiapas está cubierto de basura y plástico, un desastre ecológico creado por sus propios vecinos

 

María L. Cid

13/08/2018

De todas las especies colonizadoras, depredadoras y parasitarias, parece claro que los humanos somos los que nos llevamos la palma. Al igual que cuando se introduce irresponsablemente una nueva especie animal en un ecosistema, puede llegar a arrasar con especies autóctonas, reproducirse sin medida y destrozar un equilibrio ecológico alcanzado tras millones de años, el ser humano está haciendo algo así pero a nivel planetario y en su propia casa, La Tierra, el único hogar que tenemos. Al menos por el momento.

Somos custodios de un planeta riquísimo en recursos, pero llevamos tanto tiempo abusando que las señales de alarma están ya por todas partes y algunos científicos afirman que el punto de no retorno en los niveles de contaminación o el calentamiento global está muy cerca.

Parece el argumento de la próxima película de Hollywood, pero no. Increíblemente aún quedan voces que, o bien niegan la realidad, o viven dentro de una burbuja de egoísmo extremo. Pero los datos son incontestables y las muestras de escenarios que parecían impensables llegan a todos los extremos del planeta.

Un buen ejemplo es lo sucedido en el río del Parque Cañón de Sumidero en Chiapas, México, que se ha convertido en un mar de basura que flota hasta donde alcanza la vista. Este lugar, hasta hace poco salvaje y que fue conocido como un nuevo paraíso en la tierra por su vegetación, sus aguas cristalinas y benéficas, la asombrosa variedad de su fauna ... no es hoy más que un gigantesco, maloliente y horrible vertedero. Un escenario del desastre que no permite proliferar más vida que la bacteriana, que impide que la luz o el oxígeno alimenten las aguas del río y sus criaturas, que ahoga la naturaleza creadora bajo una capa de desperdicios humanos. No de unos humanos lejanos, empresarios sin escrúpulos de una multinacional que no conoce la belleza del lugar, ni le importa. Es mucho peor. Los responsables del desastre son los propios vecinos de la zona. Un ejemplo extremo del irresponsable comportamiento de las comunidades humanas en cualquier lugar del mundo, cuando no están regidas por criterios de sostenibilidad ambiental.

A lo largo de los años, la gestión de residuos ha sido, simplemente apartarlos de la vista. La basura simplemente se arrojaba, el río parecía una garantía de que se alejaría y no se la volvería a ver. Pero los plásticos y las basuras no degradables no desaparecen, se acumulan y se convierten en monstruos difíciles de combatir.

Las dimensiones del problema en Cañón de Sumidero saltan a la vista. Ya no es algo que se solucione con pequeños grupos de voluntarios durante los fines de semana.

Por eso, partiendo de situaciones como éstas, es importante ayudar a difundir la sostenibilidad como la única forma asumible de vivir. Y, en nuestro ejercicio ciudadano, exigir a los responsables políticos un férreo control de la generación y gestión de plásticos y residuos, de forma no contaminante. Una necesidad imperiosa de dejar de mirar a otro lado y asumir nuestra responsabilidad.

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