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La tradición nepalí de aislar a la mujer durante la menstruación es brutal y ha causado víctimas mortales. ¡Mira los testimonios de las mujeres que lo sufren en este video!
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La tradición nepalí de aislar a la mujer durante la menstruación es brutal y ha causado víctimas mortales. ¡Mira los testimonios de las mujeres que lo sufren en este video!
29/03/2019
Escuchar los testimonios de las mujeres del video eriza la piel. Por impopular que aún les suene a muchas personas esta afirmación, hay que recordar el siguiente precepto: no toda tradición es buena por principio.
La idea de que los orígenes de ciertas tradiciones se pierdan en la oscuridad del Tiempo no es excusa para que estas sean respetadas sin mediar debate.
Muy especialmente, esto debiera suceder con tradiciones que afectan gravemente a la salud o incluso a la vida. Hay tradiciones que son amenazas a la vida de animales, pero en este caso que vamos a mencionar, nos referiremos a la vida de personas.
Estamos hablando del Chhaupadi, una tradición infundada, fuertemente arraigada en Nepal, que en ocasiones ha terminado en tragedia pero que siempre, siempre, se basa en una indignidad, por muy respetuosos que queramos ser con las costumbres ajenas.
Cuando a una mujer de cualquier edad le llegan los días del ciclo menstrual, se las encierra en chozas o cuadras abandonadas, mal ventiladas, sucias en las que padecen aislamiento y frío por el tiempo que dure el período. En casos más extremos, son encerradas en jaulas improvisadas en los bosques.
Chhaupadi es una antigua costumbre hindú de fuerte arraigo entre algunos grupos de habitantes del Nepal. Esta tradición señala la “impureza” de las mujeres por el hecho fisiológico de menstruar. El sangrado las marca como seres impuros en esa franja temporal y exige su aislamiento de la comunidad y de la familia, ya que todos se consideran víctimas potenciales de su contaminación, de su impureza.
La menstruación las hace estar vetadas para encontrarse en presencia no solo de cualquier persona, de cualquier familiar, sino de hallarse en el propio hogar. No digamos el tocar a cualquier otra persona.
No pueden tocar tampoco fruta fresca, leche o verduras por temor a que propaguen esa “contaminación”. O los pozos de aguas comunales. Pero en muchos distritos nepalíes, esa prohibición se extiende a objetos no orgánicos ni alimenticios: libros, por ejemplo. También tienen prohibido leer o escribir. Al parecer no sería del agrado de algún dios. Antes de envalentonarnos mucho, recordemos que en zonas occidentales nada hinduistas aún se creía no hace mucho que la presencia de una mujer menstruante podía cortar la leche fresca.
Este exilio mensual es terrible en sí, pero produce colateralmente en los casos más graves de aislamiento, el fallecimiento de estas mujeres: ataques de animales, mordeduras de serpiente, frío…
Sin ir más lejos, el pasado enero una mujer encendió una pequeña fogata en una caseta mal ventilada para abrigarse del frío y murió, junto con sus dos pequeños hijos que la acompañaban, ahogada por el humo mientras dormía.
El gobierno nepalí ha decidido vetar el chhaupadi. Pasará a considerarlo un delito que será castigado con detenciones y fuertes multas de hasta 3000 rupias. Son solo 25 euros, pero pensemos que Nepal es un país pobre y es una cuestión de proporción económica. Hemos de intentar ser optimistas ante estas medidas, pero esta prohibición ya parte del 2005 de mano del Tribunal Supremo nepalí, pero sin excesiva influencia real. Habrá que ver si el endurecimiento de penas produce al fin algún efecto aunque mal empezamos, ya que habrá un año de carencia, de aviso a la población.
La esperanza precisa de algo más y todos sabemos que la base de estos correctivos ha de ser la Educación para que esta sea la manera de borrar estas tradiciones de las mentes más jóvenes. O sea, desarraigar la tradición y que no sea tradición nunca más.
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