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La construcción cuenta con 108 metros de caída y unos costes de funcionamiento y mantenimiento muy altos. Su construcción ha generado opiniones de todo tipo.
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La construcción cuenta con 108 metros de caída y unos costes de funcionamiento y mantenimiento muy altos. Su construcción ha generado opiniones de todo tipo.
07/08/2018
Los países asiáticos se están poniendo rápidamente a la cabeza en cuestiones de tecnología, innovación y descubrimientos. Sin embargo, uno de los principales puntos en contra de los gigantes orientales es que no se preocupan demasiado por su impacto en el entorno.
Así, han sido muchas las controversias que hemos podido observar hasta el momento relacionadas con megaconstrucciones en países como China. Desde la famosa presa de las tres gargantas hasta las calles infestadas de rascacielos de Pekín, la visión de estas estructuras nos llena de asombro... pero a veces también de preocupación.
Una vez más, los arquitectos chinos se han superado a sí mismo con la construcción que podemos ver en el vídeo. Se trata de la cascada artificial más alta del mundo, que cae por el lateral de un rascacielos de 121 metros de alto. El salto de agua, por su parte, alcanza los 108 metros.
Esta construcción es, sin duda, espectacular. Situada en la ciudad de Guiyang, en la provincia china de Guizhou, la cascada es representativa de la zona. La provincia destaca por su enorme presencia de cataratas naturales, habiendo 18 especialmente importantes en el entorno más cercano.
Muchos de los habitantes de Guiyang están encantados con el homenaje que han querido rendir los artistas a la belleza de la zona. Sin embargo, no todo el mundo tiene claro que haya sido buena idea construir este edificio. Algunas voces discordantes han expresado su preocupación por el impacto ambiental de la edificación.
Según fuentes oficiales, el coste de activar la cascada artificial es de aproximadamente 120 dólares por hora. La mayor parte de este dinero se emplea en pagar la electricidad necesaria para bombear el agua hasta la parte más alta del edificio; y debido a ello, la creación tan solo se ha puesto en marcha seis veces en los últimos dos años.
¿Por qué construir esta maravilla si luego no va a ser puesta en marcha? Los propietarios del edificio creen que el precio es demasiado elevado como para tenerla siempre encendida; pero sin embargo, aspiran a que la catarata se convierta en una atracción turística y les genere suficientes ingresos como para mantenerla.
De momento, el plan es activarla los días festivos, durante aproximadamente 15 minutos cada hora. Así, la idea es que el edificio (que incluye un hotel, tiendas y oficinas) reciba una cantidad de visitas suficiente como para justificar el uso continuado de la cascada artificial.
Por suerte, aparte del tremendo gasto de electricidad que supone, la cascada funciona de manera bastante ecológica. El agua que se utiliza proviene de un inmenso tanque que recoge agua de lluvia y del subsuelo; y una vez puesta en marcha, vuelve a ser recolectada para su posterior reutilización.
Aún así, es necesario tener en cuenta que la electricidad que utilizamos también tiene un impacto ambiental importante. El propio presidente de la República de China comentó que "sería necesario regular las extravagancias arquitectónicas". En cualquier caso, con controversia o sin ella, esta cascada artificial tiene previsto seguir funcionando sin interrupciones.
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