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¿Cómo funcionaría el "Tinder" en el mundo real? Míralo en este video

En un experiemento una chica debe usar la aplicación para elegir entre diez candidatos sentados frente a ella en 30 minutos.

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¿Cómo funcionaría el "Tinder" en el mundo real? Míralo en este video

En un experiemento una chica debe usar la aplicación para elegir entre diez candidatos sentados frente a ella en 30 minutos.

 

María L. Cid

31/05/2018

Las apps de dating han revolucionado la forma en que los jóvenes se conocen e interactúan. La manera de conectar facilita y acelera el proceso de conocerse, de apreciar las coincidencias, de preocuparse por las diferencias que harán más o menos difícil una relación de pareja. Aunque la mayor parte de sus usuarios no están pensando exactamente en una larga convivencia, sino en dosis de adrenalina mucho más inmediatas.

Las citas por ordenador no son algo exactamente nuevo, pues ya se intentaron en los años 60 y 70 del siglo XX con una informática aún embrionaria que acumulaba datos buscando “matchs” basados en afinidades, un concepto básicamente idéntico al que se sigue usando, aunque con una sofisticación algorítmica elevada a la enésima potencia dentro de un pequeño teléfono móvil cientos de veces más potente que aquellos ordenadores gigantescos que almacenaban información en bobinas.

La joven que contemplamos en este vídeo tiene en su Smartphone acceso a un enorme caudal de información: gustos, preferencias, actitudes, respuestas, ingenio… A través de los datos facilitados y de las conversaciones en chats, puede apreciar en unos minutos información que en otra época hubiese tardado mucho tiempo en recopilar entre los, para muchos, incomprensibles rituales del cortejo de toda la vida.

El vídeo de este curioso experimento sociológico realizado en Corea, permite visualizar lo que hacemos con una de estas apps, en un tiempo condensado en treinta minutos y en un espacio real y compartido. Contemplamos la selección por eliminación de candidatos, que ya no son virtuales aunque sí mantengan sus rasgos ocultos por una máscara para no influir en el desarrollo de este ejercicio por factores meramente físicos. Todos visten más o menos igual y serán descartados por sus respuestas, en función de gustos, avenencias y desavenencias. Y, uno a uno, irán desapareciendo de la habitación, a veces por una decisión no racional, a veces por intuición, a veces por una pequeñez o manía personal. Sin drama, aspavientos, ni gestos de desagrado. Todo clínico y limpio.

Pero los resultados finales aún están por verse. La propia muchacha del vídeo reacciona ostensiblemente a lo que ve una vez se quitan la máscara e implícitamente acepta que la apariencia es un factor importante. Y también reconoce que su comportamiento no es igual cuando interactúa sólo con el móvil, que con una persona real enfrente. Y es que se ha demostrado que hay componentes químicos y psicológicos en el emparejamiento, como la tendencia a emparejarse con niveles similares de belleza física, o las reacciones metabólicas- antes llamadas flechazos- a determinados olores que actúan como selectivo biológico. Por eso, el elemento personal sigue siendo imprescindible. Tal vez por eso, en estos tiempos de conexión total, curiosamente los datos dicen que la soledad se ha disparado. Quizá se deba a que determinadas interacciones personales todavía no pueden ser reproducidas por ninguna app. ¿Qué opinas?

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