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Aunque los ciempiés son extremadamente venenosos, algunas especies también poseen un tierno instinto maternal
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Aunque los ciempiés son extremadamente venenosos, algunas especies también poseen un tierno instinto maternal
13/11/2018
Quilópodos, ciempiés, escolopendras… los llames como los llames, estos miriápodos suelen ocasionar todo tipo de reacciones entre la gente: hay quien los adora, hay quien los encuentra curiosos y luego hay quien no los puede ni ver.
Aunque los llamemos ciempiés, en realidad no llegan a tener cien patas porque su cuerpo se compone de veintiún anillos y cada anillo cuenta con sólo dos patas (a diferencia de los milpiés, que tienen dos pares de patas por anillo).
Sin embargo, el tamaño de estos anillos sí puede variar entre las distintas especies y por eso hay quilópodos que miden pocos milímetros y otros que miden hasta 30 centímetros.
Aunque su tamaño es reducido, lo cierto es que los ciempiés han conquistado medio mundo: desde los desiertos más áridos hasta el círculo polar ártico.
Dibujo: Leandro Drago, Giuseppe Fusco, Alessandro Minelli & J. Sterling Kingsley
De hecho, estos pequeños seres vivos son carnívoros y por eso cuentan con un veneno tan potente como el de las arañas ¡Tan potente que pueden matar a presas hasta quince veces más grandes que ellos, como ratones o murciélagos!
Capturan a sus presas gracias a sus fuertes apéndices bucales que segregan un veneno mortal. Hasta hace poco se desconocía cómo funcionaba realmente el veneno de los quilópodos, ahora conocido comúnmente como spooky toxine (toxina espeluznante).
El nombre de la toxina hace referencia al poderoso ataque que realiza en el cuerpo de la víctima. En pocas palabras, esta toxina bloquea el movimiento de los músculos y del sistema respiratorio, cardiovascular y nervioso. Es un veneno extremadamente eficaz.
Sin embargo, los ciempiés también dan vida, cuidan y protegen a sus crías como cualquier otro ser vivo.
En realidad los quilópodos no copulan, sino que el macho deposita una cápsula con espermatozoides que la hembra recoge. Este apareamiento casi se convierte en un juego: en unas especies los machos realizan un baile nupcial para presentar su cápsula; en otras especies los machos la esconden para que las hembras la busquen.
En algunas especies de ciempiés, las hembras cuidan de los huevos que deposita en un nido de tierra para que no se desarrollen hongos, su principal enemigo. Precisamente en el vídeo que encabeza este artículo podemos ver cómo una Escolopendra Morsitans protege a sus crías recién nacidas en un abrazo maternal.
Las imágenes fueron grabadas por John Heidel Raquel, un agente inmobiliario filipino que encontró dicho ciempiés en su jardín poco antes de que sus 80 huevos eclosionasen.
“Parecen aliens, pero lo cierto es que incluso en estas especies podemos percibir ternura en cómo cuidan a su prole, y eso la gente también lo percibe”
Aunque visualmente puede que no sean agradables para todo el mundo, es importante recordar que los ciempiés tienen derecho a la vida como cualquier otro ser vivo.
Y ustedes ¿han cambiado su forma de ver a los ciempiés tras observar el vídeo que encabeza este artículo?
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