Bioguía utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left

Vídeo

Video: Este cachorrito tiene miedo de lanzarse por un tobogán y es adorable

Este cachorro aprende cómo bajar de un tobogán, a su manera

Vídeo

Video: Este cachorrito tiene miedo de lanzarse por un tobogán y es adorable

Este cachorro aprende cómo bajar de un tobogán, a su manera

 

María L. Cid

17/04/2018

La vida es una sucesión de incertidumbres. Cuando las criaturas llegan al mundo se inicia un proceso de búsqueda de respuestas pero, al principio, todo es extraño y potencialmente, un peligro.

Por eso sentir miedo es un mecanismo de supervivencia. Nos advierte de que nos encontramos en una situación que puede sernos dañina y eso activa toda clase de recursos fisiológicos para defendernos que potencian extraordinariamente los sentidos. A medida que comprobamos cosas nuevas, aprendemos a clasificarlas como inócuas o dañinas, y este conocimiento queda grabado a fuego en nuestro cerebro e incluso puede transmitirse de generación en generación como sucede con la aversión innata a determinados animales, colores o texturas que hemos incorporado a nivel instintivo como “peligrosas”.

Así que cualquier cachorro, sea humano o canino, debe aprender a enfrentarse a sus miedos para llegar al conocimiento de dónde están los verdaderos peligros y aprender estrategias que superen las dificultades.

Es un recurso natural mucho más sofisticado de lo que parece, aunque a veces nos cause hilaridad como en el caso del cachorro Cooper, que protagoniza este vídeo.

Podemos extrapolar esta experiencia perfectamente a cualquier animal superior. Está en una posición elevada, lo cual no es lo habitual ni lo “natural” para un cánido. Su dueña lo llama, le pide repetidamente que baje, pero el cachorro no se ha visto nunca ante una estructura como un tobogán. Bajar por el tobogán es totalmente contrario a su naturaleza, dejarse llevar sin control va contra su instinto, dejarse caer desde una posición elevada es claramente una amenaza. Pero, al mismo tiempo, siente la llamada de su ama y el imperativo de llegar hasta ella.

El perro se asoma, apoya tímidamente una pata en el tobogán pero retrocede. Da vueltas y busca estrategias. Utiliza su inteligencia para vencer al miedo que le produce esa situación. La incertidumbre del tobogán es demasiado para él pero, a la vez, parece la única salida.

En general, en situaciones similares, tanto niños como canes, apoyados, impulsados y animados por su persona de confianza, hubiesen acabado por vencer al miedo y probar el tobogán, con mayor o menor fortuna.

Pero Cooper, nuestro protagonista, encuentra una estrategia alternativa. No sabe resbalar, nunca se ha dejado llevar, pero sí ha saltado y eso es un movimiento conocido y controlable. Así que, puestos a vencer el miedo, opta por vencer el que le produce la altura pero manteniendo el control de sus movimientos, antes que vencer el miedo a un elemento que implica dejarse llevar y estar sin control alguno aunque sea sólo por un par de segundos.

Viendo el valor con el que se enfrenta a la altura y el potente salto al que se lanza para volver con su ama, parece claro que, con algo de práctica y ayuda, Cooper aprenderá también a utilizar el tobogán y sabrá enfrentarse a sus miedos y dominará, con el tiempo, distintos entornos y situaciones hasta convertirse en un adulto seguro de sí mismo y con capacidad para moverse en todos los entornos

share