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Así reacciona un niño con autismo a los cariñosos cuidados de su perro

Ante determinadas patologías, la convivencia con animales ha demostrado ser de gran ayuda.

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Así reacciona un niño con autismo a los cariñosos cuidados de su perro

Ante determinadas patologías, la convivencia con animales ha demostrado ser de gran ayuda.

 

María L. Cid

02/05/2018

La convivencia de los perros y los humanos se pierde en la historia. Hay una serie de funciones prácticas, de utilidades para las que nos hemos servido mutuamente entre especies: caza, seguridad, dominio, vigilancia… Pero hay aspectos en nuestra vida actual -menos azarosa que cuando salíamos de nuestras cabañas con la imperiosa necesidad de traer comida, antes de la época de los supermercados- en los que los cánidos se demuestran útiles y que se vinculan a cuestiones de la esfera sanitaria y social.

El Autismo es una de esas condiciones, trastornos, que aún no estamos en condiciones de prevenir y para las que la mejor actuación consiste en la temprana detección e intervención mediante procedimientos de especial dedicación, trato y educación. Entre toda la red de búsqueda de estímulos y respuestas que se establece entre el niño afectado, su familia y sus médicos, vamos a destacar hoy el uso de mascotas -de un perro en este caso particular- se ha demostrado útil, positivamente acondicionador para los niños. Este joven, en concreto y como suele ser habitual en los niños con autismo, responde mal a los ruidos fuertes e inesperados. Los petardos y cohetes que abundan en las fiestas, por ejemplo. El autismo está siempre presente, es constante, no hay vacaciones ni respeta las fiestas ni comprende el ruido que las acompaña.

Una inesperada conmoción acústica puede provocar una crisis y perturbar a este niño, como efectivamente sucedió. Por fortuna, tanto él como sus padres, cuentan con la compañía y presencia de este perro que, acudiendo literalmente sobre su pequeño cuidador, lo mima, acompaña y juega con él, logrando que el efecto post-acústico no ejerza la previsible perturbación que se iba a cebar sobre él.

Partamos del principio de que tener una mascota siempre es beneficioso. La única probable excepción serían aquellos casos en los que medie el factor alergia. Pero descartada tal situación y retomando la cita del naturalista y escritor Gerad Durrel (autor de “Mi Familia Y Otros Animales”, por ejemplo), no hay unidad familiar completa sin una mascota.

Y entre las predilecciones, suelen estar los perros con los que los humanos somos capaces de establecer unos vínculos afectivos y comprensivos que desafían a los incrédulos, a aquellos que por algún elemento biográfico, no han accedido aún al placer de sentirse acompañados por tan noble animal.

Y para los niños diagnosticados con autismo -aparte de también recomendarse por su efectividad la equinoterapia- las razas más destacadas de perros para ser escogidos como animales guardianes de compañía, son los Staffordshire Bull terriers, los Terranova, así como los Golden y los Labradores.

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