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Mueren 145 ballenas varadas en una playa de Nueva Zelanda

Cuando llegaron las autoridades, la mitad de los ejemplares ya se encontraban muertos

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Mueren 145 ballenas varadas en una playa de Nueva Zelanda

Cuando llegaron las autoridades, la mitad de los ejemplares ya se encontraban muertos

 

M. A. P.

30/11/2018

El pasado fin de semana aparecieron 145 ballenas piloto varadas en una de las playas de Isla Stewart, situada a 30 kilómetros de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Muchas de ellas habían muerto antes de la llegada de las autoridades.

Un excursionista que se encontraba cerca del lugar avisó al Departamento de Conservación (DOC) Regional de la tragedia. El equipo de emergencia no pudo hacer nada para salvar a los ejemplares que aún se encontraban con vida y optaron por sacrificarlos.

"Lamentablemente, la probabilidad de poder volver a flotar con éxito a las ballenas restantes era extremadamente baja", señaló Ren Leppens, del DOC, en un comunicado."Sin embargo, siempre es una decisión desgarradora", concluyó justificando el desenlace.

De forma paralela, otro terrible suceso de la misma índole tuvo lugar en jurisdicción neozelandesa. 12 especímenes de ballena pigmeo y un cachalote quedaron atrapados en la arena de la playa de Ninety Mile. “De las 12 ballenas que quedaron varadas (...) 8 están vivas”, según informaba uno de los miembros de Project Jonah en Facebook, la organización local dedicada al rescate y protección de cetáceos a cargo del salvamento.

Los supervivientes fueron trasladados a la playa Rarawa, en la costa oeste, un enclave mucho más favorable para su recuperación.

Tirando de hemeroteca, hemos comprobado que este tipo de sucesos son tristemente frecuentes en las costas de Nueva Zelanda. Sin ir más lejos, el año pasado quedaron varadas 400 ballenas piloto en Farewell Spit, en la Bahia Dorada de la Isla Sur del país, en lo que se considera el tercer mayor encallamiento de ballenas de su historia. Tan solo 100 de ellas sobrevivieron.

El segundo más grave tuvo lugar en la costa de Auckland, en 1985. En aquella ocasión perdieron la vida 450 ejemplares. Y el incidente de este tipo de mayor consideración acaeció en 1918 en las Islas Chatham, registrándose más de 1.000 cadáveres de ballena.

¿Por qué tantas ballenas ven el fin de sus días en tierra neozelandesa?

Aunque hay cierta controversia al respecto, una de las hipótesis más lógicas refiere las aguas poco profundas de la zona como causa de los encallamientos. Por lo visto, cuando las ballenas entran en aguas poco profundas, su sistema de ecolocalización falla.

Este recurso de navegación compartido con otros animales, como los murciélagos, les permite mapear el terreno mediante la emisión de sonidos y la posterior interpretación del eco que emiten.

Otra explicación plausible tiene que ver con el tráfico marítimo y el uso de potentes sonares por parte de los barcos, que podrían causar desorientación en los cetáceos. En el año 2011, un estudio del Centro Submarino de Evaluación de la Marina estadounidense constató que las ballenas intentan alejarse del epicentro de las ondas.

Ya sea debido a la influencia de los sistemas modernos de navegación o al escaso calado de las aguas neozelandesas, los encallamientos se suceden año tras año y la población humana está tristemente familiarizada con la hoja de ruta básica para mantener a una ballena con vida:

1. Verter agua sobre ella, especialmente en las aletas y la cola.

2. Cubrirla con telas o paños mojados.

3. Excavar hoyos en la arena para proteger sus aletas.

4. Tocarla de vez en cuando para que se relaje.

En fin, esperamos no tener que informar de otro incidente similar en lo que queda de siglo.

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