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Vídeo
Quería irse a dormir a otro sitio más bajo... y lo consiguió con mucho talento
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Quería irse a dormir a otro sitio más bajo... y lo consiguió con mucho talento
20/04/2018
Los gatos siempre nos sorprenden con sus excepcionales habilidades innatas, pero este minino ha superado todas las expectativas al completar un salto de más de dos metros portando su lecho en la boca.
Ya se sabe, no es fácil encontrar una cama que se ajuste perfectamente a nuestras necesidades, por lo que cuando uno encuentra la suya, mejor no perderla de vista. O algo así debió pasarle por la cabeza a nuestro gato acróbata que mata dos pájaros de un tiro saltando desde el armario hasta la mesa sobre su plataforma de aterrizaje favorita.
Las improvisadas reporteras exclaman “¡oh, Dios mío!” ante la magistral ejecución gatuna, aunque algo nos dice que no era la primera vez que lo veían actuar de esa forma.
Los gatos, más que grandes saltadores son expertos “aterrizadores” e incluso desde su segundo mes de vida son capaces de librarse de las caídas más aparatosas gracias a su inmejorable sentido del equilibrio. Será por eso que se pasean por el alféizar de la ventana de un décimo sin despeinarse y copan las ramas finas de los árboles seguros de que, en caso de caída, su cuerpo les dirá qué hacer.
Por supuesto, todos hemos visto gatos aterrizando con suavidad después de rotar en el aire para preparar la “reentrada” pero, ¿dónde reside su capacidad para saber en todo momento qué lugar ocupan en el espacio?
Pues al igual que en nuestro caso, su sentido del equilibrio se encuentra en el oído interno. Éste está compuesto por cinco tubos con vellos adheridos y un líquido en su interior. Las microvellosidades son las encargadas de reconocer cualquier cambio de posición que comprometa la estabilidad del gato, de manera que se activa un reflejo en el resto del cuerpo que se orienta para afrontar el suelo más convenientemente.
La reacción sucede en menos de una décima de segundo y durante la misma, el gato gira primero la cabeza para forzar la alineación de la espina dorsal y después coloca las patas en posición de aterrizaje.
Además del oído interno, hay otros órganos sensoriales que ayudan a los gatos a evitar las caídas, especialmente durante el salto; sus bigotes.
En contra de lo que se piensa, un gato puede andar perfectamente sin vibrisas porque su sentido del equilibrio depende del oído, pero no podría realizar la proeza que hemos visto en el vídeo, ya que los gatos calculan las distancias gracias a sus bigotes.
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