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Vídeo
¿Aún crees que los animales no tienen nada para enseñarte? ¡Sorpéndete de lo que pueden hacer!
¿Aún crees que los animales no tienen nada para enseñarte? ¡Sorpéndete de lo que pueden hacer!
23/05/2018
Atención ensuciadores crónicos: sus días están contados. Una nueva generación de loros bien educados va ocupar su lugar en esta sociedad tan proclive al cambio.
Y es que, aunque estos simpáticos animales ya se había ganado su derecho a convivir con las personas hace mucho tiempo, el vídeo que mostramos aquí confirma lo hábiles que son cuando se trata de aprender las conductas humanas.
Claro está, algunos cuidadores deciden invertir el tiempo lectivo en enseñarles gestos groseros, o en el mejor de los casos, simplemente gestos, pero en este caso la docencia trasciende su valor humorístico para dejarnos un mensaje rotundo sobre la gestión de nuestros residuos urbanos: “La basura… ¡a la basura!”.
Loros recogen basura
Mucho tienen que aprender algunos humanos de esta pareja de loros súper limpios que nos ha cautivado con su buen hacer y su civismo.
Pues no en sentido estricto del verbo saber, pero desde luego puede asociarlo sin problemas al vocablo que nosotros utilizamos y también es capaz de diferenciarlo de otro objeto cualquiera.
Según un estudio llevado a cabo por Irene M. Pepperberg, una investigadora de la Universidad de Arizona, los loros son capaces de asociar palabras y objetos. Para demostrar sus grandes dotes intelectuales, la profesional preparó un experimento de refuerzo positivo en el que un loro de 13 meses recibía aquel premio que era capaz de nombrar.
Los resultados fueron espectaculares, ya que el animal fue capaz de codificar la mayoría de etiquetas vocales, haciendo su universo de conceptos mucho más amplio y consiguiendo de paso un montón de nueces y otros manjares por el estilo.
Al margen de éste, hay numerosos experimentos que han demostrado lo hábiles que son los loros. Uno de los más destacados fue el planteado en los años ´70 por el etólogo alemán de la Universidad Libre de Berlín, Dietmar Todt.
Su planteamiento introducía dos figuras que colaboraban para transmitir la enseñanza al loro: El entrenador y el “loro rival” (interpretado por otro humano). Así, el entrenador hacía preguntas al “loro rival” y éste, si contestaba correctamente recibía un premio. De vez en cuando el rival fallaba a propósito y el entrenador no le daba premio para ilustrar el funcionamiento del juego.
Gracias a este proceso demostrativo con modelo, cuando le toca el turno de preguntas al loro real, éste se insta a contestar bien para conseguir su incentivo, lo que no significa que sepa lo que está diciendo, pero sí demuestra una cognición de nivel superior en estos animales tan sociales.
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